El voluntariado da sentido a la vida
El voluntariado de San Juan de Dios ha enriquecido mi vida, no sólo por la experiencia personal, sino por las conexiones con personas que han sido maestros en el proceso de transformación personal.
Silvia Reyes Escorihuela
El voluntariado de San Juan de Dios ha llenado de sentido mi vida. No sólo por lo que ha significado para mí como experiencia personal, sino por las personas voluntarias que he tenido la suerte de conocer y que han sido verdaderos maestros de vida. El voluntariado no es una actividad más que puedes incorporar a tus tareas semanales, sino un proceso al que te comprometes y, si quieres, te lleva a transitar caminos que pueden transformar tu vida. Y esto nos muestra que la persona voluntaria no es un medio para hacer cosas, sino un fin en sí mismo.
Cualquier persona puede ser voluntaria y el primer paso es sentirse motivada. No es muy importante lo que te mueve a acercarte a esta experiencia, es mucho más relevante cómo haces madurar esta motivación. Y por eso es clave el compromiso que adquiere la persona voluntaria, su implicación en las diferentes actividades que se le proponen, el sentimiento de pertenencia a un equipo y el impacto que tiene el contacto con las personas que acompaña o la acción que realiza, en su vida.
Otro aspecto es el momento vital en el que te encuentras. Las personas podemos pasar por momentos difíciles debido a situaciones personales diversas o podemos encontrarnos en un momento inestable a nivel emocional. En estas circunstancias quizás es más adecuado cuidarse primero personalmente, ya que "no podemos dar lo que no tenemos", y cuando se consiga la estabilidad personal, ya se pueda estar en disposición de "cuidar al otro".
El voluntariado no requiere tener una formación o conocimientos de partida. Sin embargo, cuando se incorpora es necesario que realice un itinerario formativo que los convierta en verdaderos “profesionales” de la solidaridad, para que su dedicación se haga desde el corazón, pero con conocimiento y experiencia, especialmente en actitudes, habilidades y valores.
El voluntariado es gratuidad, compasión, entrega, te lleva a conmoverte por aquellos que están a tu lado, y puede ser un instrumento para la sociabilidad de las personas. Pero también te moviliza, te hace tomar partido de las causas que no son justas, como la invisibilidad de las personas en situación de sin hogar, la soledad de las personas mayores, los prejuicios hacia las personas con problemas de salud mental… y todo esto le sitúa como miembro activo en la transformación de nuestra sociedad, ya que su experiencia voluntaria trascenderá su entorno más cercano y su testimonio puede ser ejemplo en la lucha por la justicia social.
Sin embargo, el voluntariado también puede conducirte a traspasar fronteras fuera de tu zona de confort. Te ofrece la oportunidad de conocerte más, conocer sus limitaciones y enormes potencialidades. Te ayuda a descentrarte de tu cotidianidad, de tus circunstancias personales para situar tu atención en otra persona que está en un momento vital de vulnerabilidad. Te invita a promover al máximo la autonomía de la persona, su dignidad por encima de todo. Por eso el auténtico voluntario o voluntaria es aquél que se siente acompañante y acompañado, aprendiz y maestro, donante y receptor.
El voluntariado sólo se entiende dentro de una organización, vivido en comunidad o equipo, y es clave su integración con los equipos profesionales, ofreciendo una mirada de unidad, y poniendo al servicio de las personas que acompañamos, los dones de cada uno . Pero el voluntariado nos plantea también algunos retos de futuro. Actualmente, lo que importa es la conectividad a través de redes sociales, que no implica necesariamente el encuentro personal, y nos sentimos atrapados por el consumismo y la inmediatez. Ante esto, es necesario adaptarnos a los nuevos tiempos y abrir nuestras puertas a todos los que quieran vivir en primera persona esta experiencia, especialmente los jóvenes, ya que conectarán con otra escala de valores contrapuestos a su entorno habitual. Y, así, estaremos contribuyendo a que nuestros jóvenes puedan convertirse en futuros adultos más conscientes y sensibles a la vulnerabilidad y la solidaridad.
Este artículo ha sido publicado en Social.cat a fecha 13/09/2024