Silvia R. Escorihuela, subdirectora del Área de Personas y Valores
En los momentos de crisis te das cuenta de las personas que tienes en el equipo. Ahora ratifico aún más que tenemos un voluntariado supermaduro, superresponsable y supercompetente, muy identificado con la entidad. A pesar de la crisis, ha seguido conectado. Esto nos abre la mirada. Vemos que tenemos un equipo humano maravilloso.
Silvia R. Escorihuela, subdirectora del Área de Personas y Valores nos explica cómo ha afectado la nueva situación en el equipo de voluntariado.
¿Qué pasó con la actividad de voluntariado durante el confinamiento?
El equipo de voluntariado cuenta con algunas personas mayores de 65 años y algunas con patología de riesgo de base. Dado que tampoco sabíamos a lo que nos íbamos a enfrentar, creímos oportuno, no sólo nuestro centro, sino todos los centros de San Juan de Dios de la provincia de Aragón -San Rafael, suspender el voluntariado; de tal manera que hubo una afectación importante, porque los voluntarios están incorporados en el día a día de nuestros centros residenciales. La situación de emergencia sanitaria supuso la reorganización interna de todos los servicios y el funcionamiento de los centros.
Reorganizamos a los profesionales para que también dieran apoyo a servicios y asumieran algunas funciones del voluntariado como, por ejemplo, el servicio de comedor o la presencia en zonas comunes.
También es cierto que durante el periodo de alarma los centros quedaron confinados, de tal modo que los residentes no pudieron salir a la calle. Esto también implicó que la situación de emergencia sanitaria invitara a fortalecer lo que siempre hemos querido: aumentar la colaboración de los residentes en las actividades de la vida diaria y eso también se consiguió. Los residentes se organizaron para colaborar en poner la mesa, retirar los utensilios...
En el periodo de estado de alarma establecimos contacto semanal con el voluntario y tomamos parte en diversas iniciativas para que pudieran participar en el día a día de los centros. Por un lado, nos escribían mensajes de esperanza, positivos… para compartir con las personas que atendemos. Por otro lado, hicimos videollamadas entre el equipo de voluntariado y las personas atendidas, algunas grupales y otras individuales. Fue bonito porque pudieron verse y pudieron hablar para ver como estaban viviendo la emergencia sanitaria. Fue muy positivo tanto para el voluntariado como para los residentes. Cuando acabó el confinamiento no había tanta necesidad de estas videollamadas, pero seguimos con el contacto semanal con los voluntarios.
¿Qué ha sucedido con la actividad de voluntariado en la “Nueva normalidad” en la que nos encontramos?
Nosotros valoramos que nos adscribiríamos a la recomendación de la Generalitat de Catalunya que aconsejaba que los voluntarios mayores de 60 años no se incorporaran inmediatamente a la entidad, así como las personas voluntarias con patologías de base. Es lo que estamos haciendo actualmente. Lo volveremos a valorar a partir de septiembre en función de la evolución de la emergencia sanitaria.
¿Cómo ha vivido el equipo de voluntariado el no poder realizar su actividad habitual en la entidad?
Tenemos un voluntariado muy responsable y muy capacitado que ha entendido la situación y ha agradecido las comunicaciones semanales.
Los voluntarios comprendieron muy bien el tema de la edad, aunque a algunos les supo mal. Me di cuenta de que las personas mayores con un alto grado de identificación con la entidad, porque son voluntarios muy antiguos y muy veteranos, son los que más sufren en esta situación de no poder hacer su labor voluntaria, porque su labor es mucho más que la acción de voluntariado, es un espacio de encuentro, de rutina… Algunos están participando haciendo acción voluntaria online. En los programas de viviendas hubo un voluntario dando apoyo escolar durante el confinamiento y ahora tenemos una voluntaria haciendo sesiones individuales de coaching online y un voluntario abogado que hace asesoramiento jurídico online.
Poco a poco podremos ir incorporando más gente, teniendo en cuenta la gente con una salud más delicada. Estas personas seguramente serán las últimas, ya que son las que más hay que proteger. El equipo de voluntariado ha visto súper bien el planteamiento, lo ha visto súper coherente e incluso yo te diría que algunas personas lo han agradecido. Se han sentido protegidas por nosotros. Si hubieran tenido que venir hubieran sentido ese miedo que hay latente. Que nosotros les hayamos facilitado la situación les ha tranquilizado y les ha hecho sentirse cuidado por nosotros.
En los momentos de crisis te das cuenta de las personas que tienes en el equipo. Ahora ratifico aún más que tenemos un voluntariado supermaduro, superresponsable y supercompetente, muy identificado con la entidad. A pesar de la crisis, ha seguido conectado. Esto nos abre la mirada. Vemos que tenemos un equipo humano maravilloso.