Los Barber Angels llegan a Barcelona para cortar el pelo a más de 40 personas en situación de exclusión residencial
El domingo 19 de septiembre, 10 miembros de los Barber Angels actuaron por primera vez en Cataluña, y fue en el CRI Hort de la Vila, donde atendieron a más de 40 personas en situación de sinhogarismo, a las que cortaron y alisaron el pelo, además de arreglarlos la barba, de manera gratuita.
El cuidado personal es un elemento esencial para el bienestar, para la adquisición de hábitos y para la mejora del estado anímico. Tener cuidado de uno mismo aumenta la autoestima y fortalece los procesos de mejora. Por todo ello, la actividad que llevan a cabo los Barber Angels es tan valiosa. El domingo pasado dedicaron toda una mañana a mejorar el aspecto de personas con escasos recursos, que con tan sólo un rato de cuidado personal y escucha, han visto mejorada la autopercepción y los ánimos.
Los Barber Angels son una hermandad de barberos, peluqueros y peluqueras solidarias y comprometidas con las personas que atienden y que, más allá de realizar acciones notorias de gran envergadura, se preocupan por el bienestar de las personas en situación vulnerable. Una sesión de peluquería puede ser una oportunidad para conocer a otras personas, acercarnos a historias de vida diferentes, que a menudo nos pueden parecer ajenas, y generar complicidades. Además, la clientela puede encontrar un nuevo espacio de escucha donde sentirse cuidada y respetada.
Los 500 profesionales de peluquería que forman parte de los Barberos Angels han atendido, en sus 4 años de vida, a más de 50.000 personas en situación vulnerable a las que han arreglado la barba y han cortado el pelo según los gustos y la personalidad de cada una de ellas. La acción con las personas atendidas en Sant Joan de Déu Serveis Socials es la primera que realizan en Cataluña.
El domingo, peluqueros, barberos y peluqueras procedentes de Alemania, Austria, Sevilla, Mallorca y Barcelona sacaron la sonrisa a personas para las que un corte de pelo es mucho más que eso, es un gesto de humanidad, de sentirse partícipes de la sociedad y de sentirse respetadas.
La sesión en Barcelona ha sido posible gracias a la colaboración de la Obra Social de San Juan de Dios.