Oscar Donilo, Peer Worker
Compartir mi trayectoria personal me permite explicar cómo mi manera de acompañar va a ser distinta de la que pueda ofrecer un trabajador social.
P. Cuéntanos tu trayectoria, Oscar. ¿Cómo has llegado a trabajar prestando apoyo social a personas en situación de sinhogar?
R. El 3 de junio del 2016 empecé a trabajar como peer worker, o “trabajador par” para el programa Primer la Llar, basado en el modelo de acompañamiento Housing First, impulsado por el Ajuntament de Barcelona y gestionado por Sant Joan de Déu Serveis Socials - Barcelona y UTE Suara-Sant Pere Claver.
Fui contratado por Sant Joan de Déu Serveis Socials - Barcelona con casi 43 años, un trabajo estable, casa y pareja. Pero no siempre fue así.
De los 38 a los 40 años, sufrí una situación de exclusión social debido a problemas generados por el consumo de drogas y alcohol. Concretamente, en el momento en el que empecé a trabajar aquí, hacía ya unos dos años que había dejado de ser usuario de servicios sociales.
De hecho, mi última estancia en un recurso para personas en situación de exclusión residencial fue en esta institución, en uno de los pisos compartidos del programa Llars de viviendas de inclusión, en el que estuve año y medio. Anteriormente, había pasado una estancia de 6 meses en el Centro Residencial de Inclusión de Creu dels Molers, también de la entidad y antes de eso, había tenido una breve trayectoria en el circuito de los recursos para personas en riesgo de exclusión por diferentes ciudades del estado.
Cuando finalicé mi proceso, no quise desvincularme de la entidad. Tanto es así, que me ofrecí para realizar tareas de voluntariado y para ayudar en lo que pudiera: transporte de donaciones, ayuda con proyectos de sensibilización, como el de Escola Amiga... en definitiva, en lo que podía. Al enterarme de que se abrían plazas para el puesto de peer worker, decidí presentarme. Y aquí estoy.
P. ¿Qué te aporta este empleo, más allá de una estabilidad económica?
R. Ayudar a estas personas ejerciendo este rol me permite devolver mucho de lo que yo recibí en su día. Aunque no soy partidario de utilizar esa palabra. Más bien, prefiero decir que les acompaño durante su proceso de recuperación. En realidad, son ellos los que lo realizan. Nuestra función es meramente la de acompañarles.
P. ¿Qué crees que aportas tú, que no aportan los otros miembros del equipo, a esas personas que ayudas?
Les ofrezco una cercanía y un entendimiento mayores que los que les puede ofrecer otro de los miembros del equipo. Desde mi punto de vista, el poder contar con una figura, como la del peer worker, a la hora de acompañar a la persona en su proceso de recuperación, funciona. Es difícil de explicar, pero en la práctica, desde el primer día, me di cuenta de que era así.
Para una persona que que viene pasar muchos años viviendo en la calle y entra a vivir en un piso, de buenas a primeras, es difícil confiar en los profesionales. Ya sea debido a que has sufrido una situación de sinhogarismo muy prolongada en el tiempo o a que no ha funcionado la ayuda que has recibido en alguno de los recursos que le han ofrecido los servicios sociales, generas un rechazo hacia todo aquel que intenta ayudarte.
A la hora de ayudar a esas personas, me pongo delante de ellos y les digo: “Yo soy como tú, no soy un trabajador social. Trabajo junto a ellos para ayudarte, pero yo he sufrido una situación similar a la que tú has vivido, y aquí estoy… y voy a seguir estando. Y te digo que confíes en esta gente, que están aquí para ayudarte en tu proceso. A mí me ayudaron”. Compartir mi trayectoria personal me permite explicarles cómo mi manera de acompañarlos va a ser distinta de la que pueda ofrecerles un trabajador social.
P. ¿Crees que la metodología del Housing First es una buena solución para las personas en situación de sinhogar?
R. Para muchos si, pero no para todos. Hay personas que necesitan un acompañamiento que el grado de autonomía que les ofrece el programa no les beneficia. Si hablamos de la mayoría de los casos si que funciona. Contar con una vivienda propia aporta intimidad, tranquilidad y seguridad a la persona. Cosas que en la calle no tienes.
P. ¿Qué problemas se puede encontrar una persona que pase de vivir en la calle a residir en un piso modelo Housing First? ¿Qué crees que necesita esa persona para superarlos?
R. Los días de entrada, cuando se hace la entrega de llaves al participante, se produce un cambio muy drástico en muy poco tiempo en la situación vital de la persona. Hay que considerar que muchas de las conductas adquiridas en una vida en la calle van a requerir de un largo período tiempo para modificarse, si es que ello es alguna vez posible. Por ponerte un ejemplo, en una ocasión, hasta que un participante no pasó un año entero en su nuevo piso, no nos transmitió que se encontraba cómodo en su casa. Se debe tener en cuenta que la desconfianza hacia los demás, el miedo y la intranquilidad adquiridas viviendo en la calle no son fáciles de hacer desaparecer. Oyes historias muy tristes de agresiones a personas que viven en esta situación por parte de desconocidos, la llamada aporofobia.
Por tanto, podemos decir que la persona va a necesitar un constante acompañamiento psicosocial debido a esa brusca ruptura vital. Pero, sobre todo, va a necesitar mucho tiempo. Puede que no percibas una mejoría sustancial las primeras semanas, es cierto. Hay que considerar que, como comentábamos antes, para participar en este programa debes haber sufrido una situación prolongada de exclusión social. Por lo tanto, el proceso de adaptación es lento, pero, a la larga, existe una evolución y una mejoría evidentes. De todas formas, cada persona sigue un proceso distinto, y nosotros, nos adaptamos a cada caso.