Natalia Marco, educadora social del programa de vivienda compartida, Llars
"Realmente lo que regenera las relaciones, el ser justo, el llegar a buen puerto, siempre es tener ese buen trato con todos"
Natalia Marco es educadora social en el programa de vivienda compartida, Llars. Trabaja desde hace 10 años en Sant Joan de Déu Serveis Socials, primero acompañando a personas desde el centro residencial de inclusión Creu dels Molers y actualmente desde Llars.
Natalia nos habla del acompañamiento a personas en situación de sin hogar.
¿Cuál es el aspecto de tu trabajo que consideras más relevante?
Yo creo que lo más relevante es el vínculo. Son personas que se encuentran solas y desamparadas en una situación que es muy dura, que han tenido una ruptura de vida: de relaciones familiares, de relaciones sociales, de trabajo, de casa... O han tenido una ruptura, o llevan muchos años, o toda una vida, intentando construir todo esto y la sociedad no se lo permite. Cuando llegan a Sant Joan de Déu la idea es que ellos puedan tener lo básico, porque les toca. En Llars llegan a un piso y la idea es 'no te preocupes, constrúyete a partir de aquí y vamos hablando de cómo quieres construir, pero primero ten una casa, primero hazte esto tuyo, primero estabilízate, empieza a hacer tus cosas, empieza a pensar y, a partir de ahí, vamos construyendo juntos'. Debemos permitir que esa persona recupere una vida, y una identidad también.
Confianza al principio no nos tienen y no se puede pedir que nos la tengan, porque todo el mundo les ha dado la espalda. Es el buen trato, es el respeto, pero, sobre todo, es aceptar que las personas acaban vinculándose a ti, y tú a ellas. Ellas te cuentan su historia y te la cuentan con su verdad y tú debes escucharla desde su verdad, no desde la tuya. Tienes que sentir su dolor, porque al final ellas te explican qué les ha hecho daño y el porqué, y eso es incuestionable. Tú no debes tener miedo a sentir con ellas, no debes tener miedo a sentir un dolor que es muy humano y que será tuyo a partir de su historia, y no a partir de cómo yo creo que debería sentir.
Háblanos del acompañamiento.
Es un viaje. Es bueno que los procesos sean largos en el tiempo. Pero a veces no es suficiente. La persona debe poder encontrar una continuidad y después debe poder desprenderse de este punto de seguridad.
Después del vínculo y el apoyo en un momento clave de la vida, ¿cómo se hace para que, cuando salga de un programa, no haya dependencia de la persona que le ha acompañado?
No todo el mundo puede salir, y esto es una realidad que nos encontramos ahora mismo. Hay personas que lo mejor que podrán tener es seguir con la vivienda. Por eso, ahora se contemplan otros paradigmas: la separación contractual, donde ellos puedan tener la vivienda de Llars garantizada y puedan tener un apoyo, o bien nuestro, que se irá diluyendo más con el tiempo, o no; o bien desde Servicios Sociales de territorio, o desde otras entidades que pudieran dar ese punto. Sobre todo, hablo de personas mayores que nos encontramos. Personas que entran con 60 o 65 años. Tienes que garantizar que Sant Joan de Déu será su casa, al menos hasta que ellas puedan valerse a nivel de salud
. Porque si no, ¿la persona cómo se estabiliza? ¿Cómo está tranquila? Un hogar es eso, nadie siente su casa cuando alguien le está diciendo que debe salir por la puerta de atrás.
¿Hay particularidades en el acompañamiento a gente mayor, gente joven...?
Sí, es distinto. Cada persona con su realidad necesita una forma de acompañar diferente. No acompañamos a todos igual. Acompañamos según su realidad y ésta es la complejidad.
¿Hay puntos en común? Como lo que decías al principio del respeto y la confianza.
Aquí todo el mundo debe tenerlo claro. Obviamente hay cosas que te rebotan o hay situaciones que pueden costarte más a nivel personal que otras, pero aquí debes ser muy sensato y tu reto debe ser que debes poder entender a esa persona. Siempre tienes que poder respetar, y si no sientes ese respeto debes pedir ayuda y decir 'esa persona no la puedo atender, que la atienda mi compañero', lo que sea. Nosotros también somos personas, pero este ejercicio debes hacerlo con cada persona. Si no te los puedes meter en el corazón, no puede llevarlos
. Obviamente, hay personas que entran más que otras, porque te emocionan de una forma más especial que otras.
¿Qué es "el buen trato"?
Recuerdo que en una supervisión que hicimos reflexionábamos al respecto, y José Leal, que es una eminencia en la recuperación de las personas y en el buen trato, decía de un caso que estábamos analizando: 'sí, será muy difícil, está enfadado y podrá ejercer violencia, pero nosotros siempre debemos tener la herramienta del buen trato, porque siempre es a través del buen trato que se puede regenerar todo, o al menos sabrás que eres justo'. A mí me hizo pensar mucho, en casos de mucha confrontación. Realmente lo que regenera las relaciones, el ser justo, el llegar a buen puerto, siempre es tener ese buen trato con todos.
Aquello a mí me ha ido trascendiendo mucho, sobre todo cuando he visto que hay muchas personas que han vivido unas violencias, o en la infancia, o en su época adulta, muy duras. Cuando llevan un tiempo y empiezan a sentirse mejor y a llevar más atrás aquellas experiencias en las que han sufrido violencias, al final todas te dicen lo mismo: 'Es a partir de cuándo me tratan bien, de cuando me siento seguro, de cuando todo aquello veo que ha pasado, que me doy cuenta que sí hay gente que me trata bien. No todo el mundo me va a tratar mal”. Tú te das cuenta de que esa relación que has mantenido con ellos sólo con el buen trato ya ha sido suficiente para que ellos pudieran sanear una parte de esa experiencia. Yo no digo que la olviden, que no les pivote, que no les salte. Pero si es verdad que te dicen: 'en mi día a día me siento seguro' o 'cuando vengas me pondré contento porque te podré hablar de esto y lo hablaré desde la tranquilidad o me sentiré aliviado porque sé que me escucharás' o 'me entenderás cuando te diga que no puedo hacer esto porque me recuerda a esa historia, porque aquí se me trata bien'. Esto tiene un gran valor. Te das cuenta que fue un gran acierto empezar a tratar a la persona desde su centro. Que las normas y los procedimientos pasaban a un segundo término, porque la buena práctica siempre está poniendo a la persona delante: escuchándola, respetándola, dejándole tiempo, entendiendo porqué se enfada, entendiendo su recorrido en la vida... Para mí esto ha sido una gran experiencia como persona, ya no sólo como profesional.
Al final puedes aplicarlo a muchas situaciones.
Sí, yo me relaciono diferente. Porque te das cuenta de que las situaciones pueden ser de una forma u otra, pero, mientras todos nos tratemos bien, todo irá bien.