Llueve sobre Mojado. Las consecuencias de la pandemia en las personas en situación de sin hogar
Continúan habiendo factores estructurales como no tener un hogar, o no disponer de ingresos suficientes para cubrir las necesidades básicas, que generan un sufrimiento que se suma al ya propio generado por una pandemia.
Tere Bermúdez
El 26 de noviembre es el día de las personas sin hogar, si bien este año lo enmarcamos en un contexto muy diferente, un contexto de pandemia por la covid19.
Llueve sobre mojado dice un dicho popular, y es que queremos remarcar que no es lo mismo vivir una pandemia o una crisis según tu punto de partida, según los recursos y oportunidades con los que cuentas, o según tus condiciones sociodemográficas.
Hemos constatado que una de las consecuencias principales que está generando esta pandemia causada por el coronavirus está relacionada con la salud física y mental pero no podemos dejar de decir que el impacto que está generando tiene y tendrá unas consecuencias sociales muy graves.
Desde el mes de marzo de 2020 los equipos de acompañamiento de San Juan de Dios servicios sociales hemos sido testigos del sufrimiento de muchas personas ante el confinamiento y del miedo a la enfermedad, muchas de ellas han visto aumentada la angustia, la tristeza y la soledad, debida a la preocupación por su futuro. En la última encuesta de satisfacción realizada a los participantes de los programas de vivienda de San Juan de Dios servicios sociales las personas respondieron a la pregunta; "¿Qué área / s considera que la actual situación de contexto de pandemia le está causando mayor afectación?" indicando principalmente como áreas de mayor afectación, la económica y laboral, seguida de la de relaciones sociales y familiares, y la de salud física y mental.
Pensamos que no se ha hablado lo suficiente o no se ha dado suficiente relevancia a las consecuencias sociales que está dejando la pandemia en la población en general y especialmente, en la que ya estaba en situación de vulnerabilidad, las personas en situación de sin hogar. Ni tampoco se ha mostrado suficientemente el gran trabajo que están realizando los profesionales del ámbito social para hacer frente a esta situación.
Somos conocedoras de que las organizaciones de ámbito social y los servicios sociales municipales han recibido la demanda de personas que no se habían acercado antes a pedir ayuda, que los espacios de pernocta habilitados durante el estado de alarma en algunos municipios han dirigido personas que habían perdido la habitación de realquiler y que se quedaban en la calle, sabemos que se ha mantenido el número de personas pernoctando en la vía pública en todos estos meses, hemos escuchado testimonios de personas que han pasado el confinamiento en una habitación sin ventanas, sabemos que entidades como Cáritas o Cruz Roja han triplicado el reparto de alimentos ... y en definitiva, sabemos que esto significa un aumento de la pobreza, un aumento de la exclusión residencial para muchas personas y aumento de la exclusión social para muchas otras.
Por todo ello, queremos continuar denunciando que continúan habiendo factores estructurales como no tener un hogar, o no disponer de ingresos suficientes para cubrir las necesidades básicas, que generan un sufrimiento que se suma al ya propio generado por una pandemia. No podemos patologizar lo que es un brecha del sistema del bienestar social o una consecuencia directa de la vulneración de derechos y que las respuestas a este sufrimiento pasa por garantizar los derechos humanos, como el acceso a una vivienda digna y adecuada.
La respuesta a esta crisis también pasa por disponer de una vacuna contra la pobreza y la exclusión social que atienda a las causas estructurales que la generan. Y esta vacuna debe comportar políticas públicas basadas en derechos humanos que permitan a todas las personas vivir con dignidad.
Tere Bermúdez
Responsable de los programas de vivienda compartida
Sant Joan de Déu Serveis Socials - Barcelona
*Article publicat a social.cat