"Estoy inquieto y tengo el sueño extraño"
Hablamos con Jordi A. que vive en un piso compartido para personas en situación de sinhogarismo. Nos explica cómo vive estos días de confinamiento con motivo del COVID-19.
El confinamiento estos días con motivo del COVID-19 no está siendo fácil para nadie, y hay personas que están en situaciones especialmente complicadas, para las que el confinamiento está siendo muy duro. Entre estas personas está Jordi A., él tiene 65 años, no tiene trabajo, pero contaba con trabajar en Semana Santa, y vive en un piso para personas en situación de sinhogarismo del Programa Llars, que comparte con otras dos personas.
Hemos hablado con él para ver cómo está viviendo el confinamiento en esta situación.
¿Cómo te sientes estos días?
Estoy inquieto y tengo el sueño extraño ... me despierto a las 5 de la mañana. Mi situación ha girado mucho en negativo desde el verano. Estaba trabajando y una medicina que me estaba tomando me hizo una reacción muy mala y tuve que coger la baja. Al final me hicieron coger baja voluntaria.
Hasta el mes de enero no voy a cobrar la jubilación porque estuve trabajando fuera mucho tiempo y coticé poco aquí. Tenía la esperanza de trabajar en Semana Santa en hostelería. Me conocen y ya había dado voces.
¿Cómo pasas el tiempo en el piso?
Me acompaña mucho la lectura, aunque ya me faltan libros, me queda muy poca cosa. También puedo llamar y recibir llamadas (perdí el móvil y el que tengo me lo dejaron de la Fundación Mambré. No tengo acceso a Internet).
También cocino y limpio mucho (utilizo mucha lejía) y sólo salgo para tirar la basura.
¿Cómo es la convivencia con los compañeros de piso?
No nos conocemos mucho e intentamos no encontrarnos para no tener problemas de convivencia. Estamos unas horas mirando la televisión con uno de los chicos, pero no coincidimos mucho; con el otro casi no nos vemos.
En el albergue tenías más espacio para ir a tu aire. Aquí la convivencia es la mínima y necesaria.
Y como afrontas la situación ... ¿con paciencia?
Más que paciencia, soy coherente. Ahora es difícil ser paciente. Anímicamente tengo muchos altibajos. Pienso en la mala suerte, en que todo ha dado un giro en negativo.
Me van llamando Jérôme y Sandra (profesionales del programa Llars de SJD Serveis Socials) y también los puedo llamar yo, pero más que este apoyo, necesito sentirme bien yo. La esperanza es difícil. Hay días buenos y días malos.
¿Cómo ves el futuro?
Cuando me jubile quiero ir a un pueblo y realquilar una habitación, a alguien que conozca un poco, así compartes gastos y estaría un poco más acompañado.