El Espacio de Reflexión Ética como brújula en el acompañamiento social
En el ejercicio del acompañamiento social, a menudo nos encontramos ante dilemas éticos, donde ninguna respuesta es evidente y cada decisión implica una responsabilidad profunda.

Josep Maria Mohamed

En el ejercicio del acompañamiento social, a menudo nos encontramos ante dilemas éticos, donde ninguna respuesta es evidente y cada decisión implica una responsabilidad profunda.
¿Cómo ofrecemos un acompañamiento respetuoso sin vulnerar la libertad de la persona atendida? ¿Cómo equilibramos la protección con la autonomía personal? ¿Cómo gestionamos la confidencialidad si entra en conflicto con la seguridad? Estas cuestiones, lejos de ser excepcionales, son parte intrínseca de nuestra labor y nos interpelan constantemente en nuestra forma de acompañar.
Ante esta realidad, en Sant Joan de Déu Serveis Socials Barcelona, contamos con una herramienta esencial: el Espacio de Reflexión Ética (ERE). No es un lugar de juicio, sino un entorno de diálogo abierto, constructivo y de reflexión que invita a los equipos profesionales a expresar dudas, compartir inquietudes y deliberar colectivamente para buscar criterios compartidos que nos ayuden a orientarnos en nuestra praxis profesional.
Nuestros fundamentos éticos se sustentan en cinco principios clave: dignidad, autonomía, no maleficencia, beneficencia y justicia. Este marco nos permite incorporar una mirada ética y transformarla en un eje transversal del acompañamiento que ofrecemos. En este sentido, la ética deja de ser una idea abstracta o una noción teórica para convertirse en una brújula que guía nuestro ejercicio cotidiano, garantizando la atención centrada en la persona.
Este espacio promueve una cultura de responsabilidad colectiva, donde cada decisión se toma con cuidado y respeto profundo hacia la persona atendida. Al integrar la ética en el corazón del acompañamiento, reforzamos la coherencia entre lo que hacemos y lo que somos.
El ERE es un eje vertebrador que impulsa nuestra forma de acompañar y nos recuerda que, en cada acción, tenemos la oportunidad de honrar la dignidad humana y de construir una atención más consciente, comprometida y fiel a los valores que nos representan como entidad.