Denis, participante del programa Llars
Un granito arena hoy y un granito de arena mañana consigue que muchas personas puedan salir de la situación en la que se encuentren y cumplir los sueños y los deseos que tienen en su mente y corazón.
Denis es originario de Cuba y licenciado en económicas, pero decidió emigrar al extranjero. En España, estuvo trabajando como sociosanitario, pero la situación económica del país lo llevó a vivir una situación de sin hogar.
Actualmente, es participante en el programa Llars y está viviendo en un piso compartido.
¿Por qué decidiste emigrar?
Muy fácil, Cuba es una nación que se encuentra en unas condiciones económicas deplorables desde hace más de 62 años. Cuando tú ves la condición de vida que hay allí a pesar de que te hayas esforzado con una buena educación, un buen trabajo, pues una pensión para mi representaría 15€ y con eso no puede vivir nadie. Yo amo mi país, yo amo mi tierra, porque cada uno ama de donde viene, pero cuando miras la parte económica, de nada te sirve amar un pedazo de tierra cuando luego no puedes vivir.
Cuando viniste aquí, ¿trabajaste en el sector económico como hiciste en Cuba?
Cuando yo vine no trabajé en el sector, sino más bien me contrataron como asistente personal de un exprocurador. Estuve 7 años trabajando con él, todo muy bien, hasta que murió. Entonces, fui haciendo cursos y me formé como sociosanitario, que me permitió entonces que pudiera trabajar en residencias y también a domicilio.
¿Cómo te has sentido cuando no has tenido una casa donde ir?
Cuando no he tenido un hogar o un sitio o una casa donde poder ir a huir o escapar del viento, de la tempestad, de la lluvia, del dolor… o encontrar un sitio donde pueda llorar me he sentido como morir.
Te sientes como que no quieres vivir. Y eso es muy difícil, eso es muy duro.
¿Hay algo en lo que te hayas apoyado en los momentos difíciles?
Cuando me he visto sin hogar y me he tenido que ir a otro sitio, yo siempre he querido llevarme pedacitos de allí. Cosas, como cuadros u objetos, que me hagan recordar que, aunque en estos momentos por cualquier circunstancia de la vida lo haya perdido, sigo vivo.
¿Qué apoyos has encontrado tú en este camino?
Recursos sociales como Sant Joan de Déu, que me ha ayudado a mí a que yo pueda recibir ese apoyo, esa ayuda. Tanto de hogar, como psicológico, como emocional. Con la ayuda de las asistentes sociales se me ha permitido que yo pueda gestionar mi estabilidad emocional primero y luego ir recibiendo ciertos recursos: trabajo, una renta de garantía o una pensión.
¿Has encontrado vínculos fuera de Sant Joan de Déu?
Sí que he recibido mucha ayuda por parte de personas que he conocido, básicamente con las personas con las que trabajé. Entonces, cuando voy a trabajar con esas personas lo que hago es desbordar toda esa carencia de hogar, de familia, en las personas que yo cuido. Lo hago como una forma de protección para mí mismo, como un amparo. Eso ha permitido que las personas con las que yo he trabajado lo valoren y, al mismo tiempo, me hayan tenido en cuenta como si fuera un miembro más de su familia. Si yo no hubiera tenido el apoyo de esas familias en los trabajos en los que he estado, yo en ocasiones hubiera tirado la toalla.
¿Cuál ha sido tu relación con los profesionales de Sant Joan de Déu?
He tenido la suerte de no contar solo con mi referente social, sino también con el equipo magnífico que hay detrás. Todos están 24 horas disponibles para ti, y yo me he quedado sorprendido.
Después de tu entrada al programa Llars, ¿pudiste encontrar un hogar propio?
Yo tuve esa oportunidad en el 2016 cuando estuve aquí en el piso y pude conseguir una habitación de alquiler. Estuve 1 año, pero como ya contaba con el asesoramiento de mi referente social, el objetivo mío en la vida era tener un piso, una vivienda digna. Entonces, gestioné con una inmobiliaria un piso en la calle Compte d’Urgell, ahí estuve los 3 años de contrato de alquiler.
¿Cómo te afectó la pandemia?
La persona del piso de Compte d'Urgell lo necesitaba y no me pudo renovar el contrato. Los contratos de trabajo que tenía eran temporales y también se me acabaron. Y también cumplía los 65 años. Así que fue una situación donde veía como se me unía el cielo y la tierra. Ya había pasado un proceso en el cual yo había luchado por tener mi estabilidad, y vuelve de nuevo la situación a caer. Entonces, yo vuelvo a pedirle ayuda a Sant Joan de Déu y, valorando mi comportamiento y la situación en la que me encontraba, me admitieron nuevamente en el programa.
¿Qué quieres que la gente sepa del sinhogarismo?
Que no solo hablo de mí, también estoy hablando por cientos de personas, que aunque no las conozco, que se encuentran en la misma situación que yo, hasta incluso peor. Un granito arena hoy y un granito de arena mañana consigue que muchas personas puedan salir de la situación en la que se encuentren y cumplir los sueños y los deseos que tienen en su mente y corazón.