La coordinación de la atención social y sanitaria: una oportunidad para todas
También es una oportunidad para la comunidad de apoderarse en los cuidados de todos los miembros que forman parte; pero no sólo de las que forman parte, deben ser comunidades integradoras e inclusivas con todas las personas recién llegadas que las necesitarán. Y gozar de la oportunidad de aprender de ellas y mejorar, transformándose en comunidades acogedoras y solidarias.
Javi Prieto
Es una muy buena noticia ver cómo se hacen esfuerzos en avanzar hacia una mirada de los cuidados desde una vertiente social y sanitaria. Desde la administración pública se está impulsando el despliegue de estrategias por la atención integrada social y sanitaria, y recientemente profesionales del Vall d'Hebron han organizado unas jornadas para el abordaje social y sanitario en personas migrantes vulnerables.
No es tan buena noticia que todavía tengamos que reivindicar y visibilizar las dificultades y vulnerabilidad que sufren las personas migrantes. Personas que decimos vulnerables, pero que la mayoría están más cerca de la exclusión social que de la integración. A las que unas políticas cobardes y excluyentes les siguen truncando sus proyectos, sus vidas. Que las castiguen sin acceso a derechos básicos y fundamentales por poder llevar a cabo sus proyectos vitales.
No olvidemos que son personas valientes para realizar un proceso migratorio lleno de riesgos, apoderadas para tomar esta decisión y, en muchas ocasiones, referente y esperanza para su comunidad. A ellas se las aboca a ser personas vulnerables y dependientes: deben pedir permiso para poder vivir donde piensan que tendrán oportunidades; permiso para desarrollar toda su fuerza, productividad y valor en un mercado laboral que las explotará a pesar de necesitarlas; sin embargo, hablar de cooperación, colaboración e integración entre los pilares social y sanitario es una gran oportunidad para todas y, sobre todo, para ellas.
Es una oportunidad que los sistemas social y sanitario sean integradores e inclusivos. Que sean capaces de ofrecer cuidados que respeten la autonomía, la intimidad y la dignidad de todas las personas que necesitan la atención. Que incorporen a la comunidad, apoderándola para hacer un uso responsable y solidario de los recursos que tienen a su alcance, ofreciendo espacios para que participen y ejerzan su autodeterminación. Que garanticen los recursos necesarios para poder ofrecer unos cuidados, sociales y sanitarios, de calidad y adaptados a la realidad social y sanitaria de cada persona, con una clara mirada de género, intercultural y comunitaria. Que tengan la responsabilidad de cuidar también a los y las profesionales que forman parte, formándolas, cuidándolas y permitiendo un equilibrio conciliador que les favorezca mantener el propósito que les ha llevado a dedicarse a los cuidados de las personas más vulnerables y excluidas.
También es una oportunidad para la comunidad de apoderarse en los cuidados de todos los miembros que forman parte; pero no sólo de las que forman parte, deben ser comunidades integradoras e inclusivas con todas las personas recién llegadas que las necesitarán. Y gozar de la oportunidad de aprender de ellas y mejorar, transformándose en comunidades acogedoras y solidarias. Que garanticen el derecho de decisión de participación y, sobre todo, el derecho invisible a equivocarse sin ser penalizada.
Es una oportunidad para toda la sociedad de dejar de lado los prejuicios y entender que quien se sienta en la silla de al lado en la sala de espera del hospital o aquella persona que recibe una atención social diferente del resto, lo hace porque lo necesita. Más allá de haber o no nacido aquí.
Para todos y todas las profesionales del sector es una oportunidad de desvanecer frustraciones, de aprender unas de otras y construir juntas. Porque hay mucho conocimiento de que necesita ser compartido e integrado, para no sentirnos como un instrumento. Un reto que supone un cambio cultural profesional muy importante para todos y todas, que sin confianza y generosidad no será posible.
Los y las profesionales debemos encontrar las grietas en el sistema que nos permitan diluir el impacto de las políticas generadoras de exclusión social y que restringen el acceso a cuidados, especialmente de las personas más desfavorecidas.
Y, sobre todo, será una oportunidad para las personas recién llegadas de apoderarse y desarrollar todo su potencial, de acceder a derechos y poder disponer de la posibilidad de desplegar su sueño, acompañados y acompañadas, cuando sea necesario, por unas grandes profesionales de unos pilares básicos de atención de los que todos y todas debemos sentirnos orgullosas.
Este artículo ha sido publicado en el diario Social.cat a fecha 26/06/2023