Paula Aguilar, Responsable del Programa de Inclusión Bisbe Carrera
"La distancia social prescrita es física, el acercamiento social debemos continuar haciendo"
La Orden Hospitalaria San Juan de Dios, Cáritas Diocesana de Barcelona y la Fundación Privada Llegat Roca i Pi están colaborando para mejorar el proyecto Folre de Badalona, de acogida y acompañamiento de personas en situación de sin hogar. Folre nació hace 25 años y antes de la pandemia atendía unas 40 personas / día, entre las 10 de la mañana y las 8 de la tarde, ofreciendo un servicio de duchas, lavadoras, comida y un espacio donde pasar el día. En este marco, en febrero se presentó el Programa de Inclusión Bisbe Carrera, integrado por el Centro Diurno Folre, el Taller San Isidre y un conjunto de plazas residenciales. Hablamos con la responsable del programa para conocer como ha quedado afectada su actividad por el impacto de la pandemia.
¿Cómo os estáis adaptando a esta nueva situación?
No es nada fácil. Antes del estado de alarma ya atendíamos situaciones muy precarias y de mucha emergencia, ahora se ha multiplicado y el pronóstico es que vaya en aumento. Nuestro sector ya nos caracterizamos por la capacidad de adaptación: en nuestro caso estamos cubriendo los servicios de atención básicos de otro modo por la restricción del acceso al centro. El equipo humano nos hemos reorganizado con dos días de presencia, teletrabajo, el voluntariado está haciendo vídeos de acompañamiento y enviándolos por whatsapp. Es una manera de estar conectados y velar por la parte emocional de estas personas, ya que la presencia y el acompañamiento físico de momento no es posible. La distancia social prescrita es física, el acercamiento social debemos seguir haciendo.
La apertura del pabellón de Casagemas, ¿en qué sentido le afecta al día a día?
Por el estado de alarma, el dispositivo de la Operación Invierno modificó en un proyecto de atención integral todo el día en el pabellón de Casagemas, habilitado por el Ayuntamiento de Badalona y gestionado por Suara Cooperativa. Algunas personas que antes atendíamos en Folre ahora están confinadas a Casagemas, aunque desde aquí continuamos haciendo un seguimiento telefónico y apoyando en otros formatos. De centro de día hemos tenido que transformarnos en un servicio de emergencias con servicios básicos para la necesidad imperante.
¿Cómo queda el servicio de comedor de Folre?
Sigue abierto, pero no se puede acceder al interior por las medidas de prevención obligatorias. Preparamos un servicio de picnic (con primero, segundo y postre) y lo entregamos en la puerta del centro. Atendemos unas 60 personas diarias, ofreciendo unos 70 menús diarios entre comidas y cenas.
Ha implantado un sistema de tarjetas identificativas. ¿En qué consiste?
La primera semana del estado de alarma tres personas nos indicaron que por el hecho de estar en la calle se les había multado. Por eso ideamos estas tarjetas personalizadas con el nombre y apellidos de la persona donde consta la dirección y teléfono del centro y el horario que tienen asignado para ducha y alimentación para certificar que en las itinerancias vienen a un centro gestionado por San Juan de Dios. Por el momento, no han vuelto a sancionarlos.
También ha diseñado un cuestionario básico para las personas que les vienen.
Atendemos muchas personas nuevas, de las que desconocemos la situación y en el momento de entregar el picnic no hay espacio para dialogar. Por eso hemos preparado un cuestionario muy básico para conocer su situación y saber si quieren que un profesional social los llame, en caso de tener teléfono, y puedan hablar de su situación. Con objetivo de conocer también la situación de vivienda y, en caso de tener posibilidad de cocinar, poder buscar otros recursos.
¿Cómo valoran las personas el dispositivo de Casagemas?
Algunas personas que atendemos han decidido no acceder a Casagemas o han entrado y después han decidido marcharse. Cuando les preguntas, te cuentan que en un macroespacio con unas 60 personas no puedes disponer de intimidad, cuesta descansar y algunos deciden mantener su rincón donde pernoctan habitualmente. Otra dificultad es la gestión de la convivencia, personas que no se conocen entre sí, problemas de salud mental, adicciones, que el hecho de estar confinadas puede agravar más la situación en este sentido.
Podéis escuchar la entrevista en Radio Estel